La ley de la conservación de la energía afirma que la energía no se puede crear ni destruir, solo puede transformarse. Creo que este principio podría servir de analogía al proceso de cambio que vive la economía globalizada: o las empresas se transforman digitalmente o, simplemente… mueren.Más del 50% de las empresas que ocupaban el Fortune 500 del año 2000 han quebrado, han sido absorbidas o simplemente se han caído de la lista.
Vivimos un proceso de cambio vertiginoso que hace que sea necesario afrontar con decisión la transformación digital en las organizaciones. Históricamente, las revoluciones tecnológicas se producen cada 50 años. Sin embargo, si echamos la vista atrás vemos cómo en los últimos 20 hemos sido testigos de varias revoluciones que han cambiado el modelo económico y social en el mundo. Se ha acelerado ese proceso.
Estamos en un entorno en donde mantenerse en la cresta de la ola es complejísimo porque cada poco tiempo surgen nuevos actores disruptivos, dispuestos a cambiar las leyes del mercado, decididos a cambiar procesos, focalizados en optimizar recursos. Pero ya no sólo se trata de estar en la cresta de la ola. Para que las empresas sobrevivan a estos cambios es necesario que se reinventen cada día.
Vemos cómo gigantes como Google o Facebook cambian sus modelos de negocio cada cierto tiempo. El caso de Google empezó en 2003 comprando una empresa de web semántica, Applied Semantic, que le permitió dotar a la publicidad de nuevas características avanzadas, hasta ese momento no conocidas, y que ayudaban a sus clientes a ser más eficientes en sus inversiones en publicidad. Parece que ahora se está reinventando hacia el mundo de la Inteligencia Artificial gracias a la reciente compra de la empresa de aprendizaje profundo Deep Mind, y que le permitirá afrontar nuevos retos con un asistente virtual inteligente en su nuevo buscador.
En el lado contrario tenemos como ejemplos a empresas que nacieron de la revolución de la comunicaciones móviles, como Nokia o Blackberry, que valían una fortuna en su momento por las aportaciones que hicieron a su sector y que, por el contrario, no continuaron reinventándose hasta situarlos en un puesto irrelevante en su sector.
Y en el medio tenemos el caso de IBM y Microsoft, que han sido capaces de mantener un puesto relevante durante varias revoluciones tecnológicas focalizándose ahora en el cloud commputing y en la Inteligencia Artificial.
Pero… ¿cómo afrontar la transformación digital?
Lo primero que hay que decir es que la innovación no debe de ser únicamente en la tecnología, que es lo primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de transformación digital. La innovación debe aplicarse también al modelo de negocio.
En mi opinión, el proceso de transformación digital debería abarcar, al menos, estos cinco pilares:
- Pensar en digital. Las organizaciones no pueden culminar un proceso de transformación digital si no son capaces de cambiar la cultura de la empresa, De nada vale que desde un departamento concreto se realicen acciones puntuales si no van acompañadas de un cambio cultural en toda la organización, en donde prime la innovación en contra de la burocracia y las jerarquías. Si bien es necesario como digo que ese cambio cale en toda la organización -desde los propietarios hasta los directivos y empleados- es verdad que hay perfiles más adecuados para conducir esa transformación en la organización: son perfiles que claramente tienen dotes de liderazgo y con gran capacidad de iniciativa.
- Construir modelos empresariales eficientes y, sobre todo, escalables: la rápida evolución de las nuevas tecnologías obliga a que los modelos y procesos en las empresas sean lo suficientemente flexibles para adaptarse a esos cambios. Otro de los aspectos fundamentales es que se pueda aplicar la escalabilidad en el producto. Estamos en una era en donde los usuarios tenemos a nuestro alcance tecnología de última generación –muchas veces incluso gratuita- por lo que las organizaciones deben estar adaptadas a consumos crecientes masivos y, por lo tanto, sus productos y servicios deben de escalables para equilibrar esa demanda.
- Poner al cliente en el centro de toda la estrategia escuchando a los consumidores. Es fundamental escuchar y entender qué es lo que quieren los consumidores y, hoy en día, existen multitud de herramientas capaces de monitorear las conversaciones que los usuarios trasladan a internet sobre los productos, las marcas, los servicios… Poner al cliente en el centro permite a las marcas adaptarse de forma ágil a las necesidades del mercado. Retroalimentarse con las opiniones, ya sean buenas o malas, permitirá a las empresas generar vinculación con los usuarios. Por tanto, utilizar estas tecnologías permite a las empresas escuchar y aprender del mercado en tiempo récord.
- Empleo de tecnología Open Source como estrategia de apertura. Dejando al margen las patentes está demostrado que las economías colaborativas permiten enriquecer a todas las organizaciones que en ellas participan. Esa cultura aperturista, como son las tecnologías Open Source, es necesaria en todo proceso de transformación digital porque, sobre todo, permitirá adaptarse a los cambios de una forma ágil y estable.
- Explotar las inmensas oportunidades que el Big Data ofrece. Estamos en la era del Dato. Los consumidores vamos dejando pequeños rastros de información que, unidos, pueden suponer una inmensa oportunidad para las empresas. Ser capaces de transformar esa ingente cantidad de datos en información relevante para la toma de decisiones es fundamental. Si antes decíamos que es necesario poner al cliente en el centro de la estrategia … poner el Dato en el epicentro del cliente es la llave del éxito en ese proceso de transformación digital.
Las revoluciones tecnológicas han modificado la economía que conocíamos hasta mediados de los 90. Y lo ha hecho como un tsunami que, avanzando de forma rápida y constante, ha provocado grandes cambios en algunos sectores como el Turismo, el Ocio o la Industria Musical. Todas aquéllas empresas en estos sectores que no se hayan transformado digitalmente ahora son irrelevantes para el mercado. Estamos viendo cómo las economías colaborativas han obligado a las empresas que antes estaban estables en sus segmentos a replantearse sus modelos.
Un ejemplo de esa adaptación es la llevada a cabo por la empresa española de hoteles Room Mate, una cadena con un posicionamiento y nicho de mercado muy claro que lanzó con tremendo éxito su filial de Be Mate, una red de alquiler de apartamentos turísticos particulares a la que le añadía alguno de los servicios que sólo ofrecen los hoteles. Es decir, todos aquellos huéspedes que se alojan en apartamentos de alquiler tienen derecho a disfrutar de servicios disponibles en el hotel, como gimnasio, spas, servicio de canguro, etc… Es un claro ejemplo de innovación en el modelo de negocio, llevado a cabo gracias a la tecnología.
Unos de los sectores que está viviendo profundos cambios es el sector financiero. Hasta este momento había permanecido muy estable y “auto protegido”, más allá de los procesos de digitalización obligada que tuvieron que realizar para poder hacer las transacciones a través de internet, como demanda masiva de sus consumidores.
Sin embargo ahora se enfrentan a retos muy exigentes como consecuencia del auge del crowfunding (plataformas abiertas de financiación) o la estandarización del Bitcoin como moneda de pago. Pero lo que realmente puede suponer un terremoto para este sector es la adopción o no en sus procesos de la tecnología Blockchain, una cadena de bloques que se presenta como una base de datos compartida y distribuida, en la que cada operación tiene una serie de claves y cuyo acceso está restringido a los usuarios que participan de la transacción, funcionando además como una copia de seguridad de la información.
En definitiva, la conclusión está clara: quien no se digitalice y se reinvente cada poco tiempo acabará siendo irrelevante.
En A3Sec somos conscientes de este necesidad y aportamos nuestro “granito de arena” en transformar digitalmente a nuestros clientes. Estamos muy especializados en la gestión del Big Data, del Machine Learning; y en que las infraestructuras tecnológicas sean seguras y estables.
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