En la actualidad, las noticias sobre brechas e incidentes de ciberseguridad en corporaciones a nivel mundial son frecuentes. El primer mensaje tranquilizador suele ser que la amenaza fue detectada y contenida efectivamente sin impactar datos sensibles. Sin embargo, tiempo después, es común encontrar información relacionada con la compañía que fue atacada en venta.
Creemos que al analizar los modelos de ciberseguridad implementados, las inversiones realizadas, la tecnología de punta y los procesos establecidos, podremos enfrentar las amenazas actuales de manera efectiva. Pero la realidad es otra: la ciberseguridad no es una fotografía estática en el tiempo, ni un estado que buscamos recuperar ante fallas. La ciberseguridad es un proceso continuo de evolución y mejora.
Hace varios años comenzamos a desarrollar la idea de la ciber antifragilidad. Mi primera presentación sobre este concepto fue en 2015 durante la semana de ciberseguridad de uno de nuestros clientes, un evento enfocado en fomentar una cultura de ciberseguridad y mejora continua. El título de la presentación fue sugestivo y atrajo a más directivos y personal de áreas de negocio que a colaboradores de áreas de tecnología: "Modelo Antifrágil – Seguridad de la Información en un Mundo que No Entendemos".
Vivimos rodeados de ejemplos de errores que cometemos a nivel personal, organizacional o incluso nacional, que nos impiden evolucionar como antifrágiles: padres que sobreprotegen a sus hijos o la intervención del sistema financiero para evitar la quiebra de bancos son claros ejemplos de cómo, al privar a personas, organizaciones o entornos de elementos de estrés, los debilitamos a largo plazo.
Entonces, ¿por qué las corporaciones, a pesar de sus altas inversiones en ciberseguridad, la alineación con buenas prácticas y el uso de tecnología de punta, no logran enfrentar eficazmente las amenazas cibernéticas? Nos enfrentamos a la tercera economía mundial: el cibercrimen. La ciberseguridad es un sistema complejo que debe asumir una postura antifrágil, no solo resiliente, para no debilitarse con el tiempo. Las amenazas evolucionan exponencialmente y los controles pierden efectividad en periodos cada vez más cortos.
Sistemas que se adaptan y mejoran continuamente basándose en los ataques y vulnerabilidades que enfrentan. Cada incidente es una oportunidad para aprender y fortalecer las defensas.
En lugar de sólo reaccionar a las amenazas, debemos evolucionar proactivamente, implementando cambios que no solo corrigen fallas, sino que anticipen y se preparen para futuras amenazas.
Utilizar inteligencia artificial y análisis de datos para detectar patrones, prever ataques y adaptar las defensas en tiempo real.
Diversificar herramientas y estrategias, junto con redundancias integradas, asegura que el fallo en una parte del sistema no comprometa el todo. La diversidad en las defensas dificulta que un ataque comprometa todos los sistemas de manera uniforme.
Más allá de la resiliencia, que busca recuperar el estado original después de un ataque, la ciber antifragilidad se enfoca en mejorar el estado post-ataque, creando sistemas más robustos y seguros.
La retroalimentación continua de los eventos de seguridad y la implementación de mejoras incrementales asegura que el sistema esté en un estado de mejora constante.
Nuestro modelo de Operación Unificada de Ciberseguridad en A3Sec se soporta en cinco pilares, los cuales ayudan a que nuestros clientes evolucionen hacia modelos ciber antifrágiles:
Transformamos la función de ciberseguridad en una función soportada en datos al construir un motor de ciberdatos que maximiza la explotación de los conjuntos de repositorios de datos de telemetría de ciberseguridad.
Logramos enriquecer, generar analítica y entregar valor a los datos desde que los extraemos de la fuente origen, lo que nos ayuda a incrementar al máximo el valor de estos.
Generar inteligencia en ciberseguridad es crucial porque permite identificar y prevenir amenazas de manera proactiva, mejorar las defensas, responder rápidamente a incidentes y tomar decisiones informadas.
Ayudamos a las organizaciones a mantenerse actualizadas sobre nuevas vulnerabilidades y tácticas de ataque, para así reducir riesgos y adaptarse a las amenazas en constante evolución, protegiendo su infraestructura digital.
Nos enfocamos en desarrollar capacidades y mejores prácticas, transformando tareas repetitivas en procesos orquestados e hiper automatizados, para enfrentar de la mejor manera el reto de la gestión de la operación de ciberseguridad, reduciendo los tiempos medios para mitigar el riesgo e incertidumbre de ciberseguridad.
Trabajamos en sinergia para alinear las estrategias de ciberseguridad con los objetivos estratégicos de cada cliente. Manejamos una gestión integral de proyectos de ciberseguridad, desde la implementación de controles eficaces y la respuesta ágil a requerimientos, eventos e incidentes, hasta la innovación continua a través de tanques de pensamiento interdisciplinarios.
Priorizamos la satisfacción del cliente mediante evaluaciones continuas y la mejora proactiva de procesos, garantizando una postura de seguridad robusta y adaptable en un panorama de amenazas en constante evolución.
Contamos con un enfoque de I+D basado en nuestra metodología propia de Think Tanks y procesos ágiles. Esto nos permite probar funcionalidades y productos mínimos viables directamente con nuestros clientes.
Gracias a esta metodología, estamos siempre a la vanguardia de las últimas tendencias y tecnologías en ciberseguridad, desarrollando soluciones innovadoras y personalizadas, adaptadas a las necesidades específicas de cada cliente.